Soy una conversación a la deriva.
Mientras escucho a Caparrós hablar de la muerte,
me dispongo a tirar las flores viejas, vestidas de moho y arrugas secas.
Dejo que se enfríe el tinto mientras el aguacero se asoma por la ventana.
¿A quién le importa una conversación a la deriva,
o unas flores en la basura?
Soy un pedazo de nostalgia disecada
que se va desmoronando hacia el mediodía,
mientras escucho a Vanessa de la Torre definir la calidad de la democracia
con las veces que le tiran el teléfono los funcionarios del gobierno.
Recuerdo el café frío. Lo busco por toda la casa.
Me enredo con las hojas, los cuadernos, los apuntes
de tristezas que también se desmoronan conmigo.
Somos todos, aquí, en casa, un cúmulo de partículas cansadas
pero la misma muerte ha vencido esa convicción.
Ya no distingo entre las voces en la radio y la vida.
Soy una conversación a la deriva, con el polvo de esta casa,
con el café en el lavaplatos,
con la miseria de los días por venir,
con la democracia grosera,
con el cielo que no cesa de llorar.
Mientras escucho a Caparrós hablar de la muerte,
me dispongo a tirar las flores viejas, vestidas de moho y arrugas secas.
Dejo que se enfríe el tinto mientras el aguacero se asoma por la ventana.
¿A quién le importa una conversación a la deriva,
o unas flores en la basura?
Soy un pedazo de nostalgia disecada
que se va desmoronando hacia el mediodía,
mientras escucho a Vanessa de la Torre definir la calidad de la democracia
con las veces que le tiran el teléfono los funcionarios del gobierno.
Recuerdo el café frío. Lo busco por toda la casa.
Me enredo con las hojas, los cuadernos, los apuntes
de tristezas que también se desmoronan conmigo.
Somos todos, aquí, en casa, un cúmulo de partículas cansadas
buscando un café frío escondido.
Caparrós, cuando era adolescente, pensaba que morirse era convertirse en un héroe,
Caparrós, cuando era adolescente, pensaba que morirse era convertirse en un héroe,
pero la misma muerte ha vencido esa convicción.
Ya no distingo entre las voces en la radio y la vida.
Soy una conversación a la deriva, con el polvo de esta casa,
con el café en el lavaplatos,
con la miseria de los días por venir,
con la democracia grosera,
con el cielo que no cesa de llorar.
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