A destiempo

Hoy, velo que jamás se corre.

Tiempo que ha dejado su cadáver como evidencia

del amor desperdiciado.

Ayer. Siempre ayer.

Hoy, ayer: amor que se estanca

en el calendario,

el reloj de cuerda,

las sombras que bailan en el techo,

arrastrándose más ágiles que las horas malgastadas.

Ayer, hoy, futuro en el que solo la nostalgia es fértil.

Amor que huele a estanque,

abrazado por las moscas,

liquen represado en la memoria.

Futuro, jamás hoy.

Ayer. Siempre ayer.

Hoy enfermo de hoy:

charcos de dulzura corrupta,

borbotones de ríos sin destino,

Cuerpos de agua, agostados, incapaces de saciar la sed.

Ayer, hoy, nostalgia lacerada.

Anuncio del testigo del nunca,

en su eterno fervor por el no.







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