Cautiverio

Entre tantos pasos, esperé tu mano... detrás, mas atrás de mis esperanzas; esperé que me abrazaras el alma, esperé que me abrazaras las ganas. Ahora ya no camino y me he acostumbrado a mirar atrás, solo para sentir tu ausencia plena, tu ausencia y tu primaria constancia; ahora me siento intensamente cuestionado por la sensación de ser nada, de quebrarme la simultaneidad de mis tristezas, por borrarme afanosamente de tu mapa.

Entre tanta gente repito tu nombre para invocarte con la dificultad de mi habla... con la afanosa consecuencia de mis actos; y tu alteración se parece a mi olvido, a las noches que no pasé contigo, se parece a mi desidia por intentar eludirte; y te vas entre tantas sombras... y mis sombras son tus pasos.

Entre tantos silencios me aferro a tu simpleza, a ese olor de invierno que le huye a la primavera, un espacio blanco que se confunde con tu cuerpo y sin embargo eres blanca, y sublime, y poderosa, y eres verde como las hojas de este árbol malherido.

Entre lo poco de mí te me fundes transparente; y me prometo no quererte, no odiarte, no perderte. Te siento mía con la ironía a media asta, con la sincera apariencia de los sentimientos, con los recuerdos inadmisibles que me enredan las circunstancias... ya no te siento.

Entre tantas palabras te me has perdido, cada marca ligera entre líneas ha forzado mi desespero... y te espero, y te quiero... y mi libertad es tu cuerpo, mi libertad es tu cárcel. Las noches enamoradas deseando cautivarte, liberarte, consumarte, animarte, despreciarte, besarte, meditarte, olvidarte, pensarte, probarte... amarte... y te has perdido.

Entre tanta libertad he de confesarte que he muerto; le comunico este secreto a tus silencios para que ellos (si insisten) me vendan la certeza y caduquen las palabras; porque me he sabido designar en tu nombre, y confirmarme en tus ojos, porque me tome la extrema libertad de aludirme en tus actos y de amarte en el mísero cansancio... Entre tanta libertad te amaré encadenado.



Comentarios