Vigilia

Mañana al despertar, veré morir a una polilla.

No será una escena del crimen, ni un sortilegio.

Veré cómo sus alas se apagan, se desprenden

puntada a puntada de esa costra de tierra

que cruje con el azote del vidrio contra ella.

La veré morir, muy al alba,

intentando que sus pétalos veloces

no caigan con ella.

Será mañana,

con la salida del sol.

La veré precipitarse, como aferrada

A la claridad del cristal gélido.

Bailará en agonía,

me recordará mi boca muerta,

someterá su aleteo a los últimos minutos en donde la penumbra

amuralla las nubes albinas sobre la montaña.

Mañana, cuando mis párpados vuelvan,

veré morir una polilla,

que es como la voluntad reposada en mis vísceras.

Y lloraré.






Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Qué chimba de poema 🫀
Katherine Parrado Morales ha dicho que…
Gracias por leer, comentar, y darle un generoso lector a este texto. ¡Qué chimba!
Anónimo ha dicho que…
Muy refrescante que el poema está escrito en futuro.