Se busca a la chica que se ríe en la fila

 

Usaré esta circunstancia y esta factura para confesarme.

No, no es una narración; ese acto me supera. En mí está más

la queja,

el egoísmo y

la poesía.

Es un conjunto insistente, una insinuación, un afan de hermetismo y plasticidad de la palabra.

Así soy en medio del fracaso y los días laborales:

Un asunto irreparable entre el desprecio por mí misma, la esperanza de ser mejor, y las horas malgastadas con acusaciones y párrafos inexistentes gracias a la duda o la inconsistencia.


Soy un relato desapercibido,

un quehacer de cosas que no sirven,

un vulgar rugido al azar.

Quiero dormir,

hundir mis piernas en el agua,

flotar,

habitar otro cuerpo que sea arma contra mi incompetencia.

 

Quiero llorar,

pero esta trinchera que acumula el llanto

está absolutamente vacía. 

Brota un estruendo en la fila: me río. 

 

Quiero devolverme

el interés,

el sentido,

la paciencia.

 

Mi nombre es desatino,

como la tilde en el tu posesivo,

como el afán de volver al pasado,

como el amor.

 

Soy un Escher sin perspectiva,

Un De Chirico saturado de relojes de Dalí.


Soy la primera alarma del día,

un autorretrato en tinieblas,

el minuto antes de una mala decisión.


Soy un caso perdido,

un estado insolente de la materia,

un saludo prescindible.


Soy esta circunstancia sobre esta factura. 





Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Soy la envidia de la urgencia desatendida de escribir una definición tan contundente sobre mi mi misma como está.