Los acuerdos reposan sobre el andén.
Ninguna llamada telefónica es suficiente.
"Si no pueden quererse, que cada uno tome su orgullo y lo arrastre
como quien es incapaz de volar una cometa,
como si la gravedad no fuera ley natural,
sino una trampa ineludible en días de soledad.
En las esquinas, finjan que sus cuerpos no se conocen,
y persigan los bordes de las calles para esquivar
el cruce,
el duelo,
el inevitable acto de aparentar olvido."
Me esfuerzo en evadir su mirada.
Su cobardía está a salvo conmigo.
Escarbo respuestas cuando él rechaza mi hondura;
sí, su silencio me araña el pecho.
Es que somos incapaces de encontrarnos con la palabra,
aunque la vida insista dos veces por semana,
en los accidentes en la vía,
en estos cruces en las calles,
en los portazos invisibles en la cara.
Camino esta ciudad como gritando que te necesito,
como insistiendo en que no quedemos en la anécdota.
Llego al cruce
con los pasos que el azar guía,
hasta el escondite donde evades los intentos.
Llegas al Después
del tiempo,
del avance,
de las espaldas que se encuentran.
"Si no pueden quererse, escapen de la coincidencia.
Aferren su orgullo como ancla.
La distancia más corta los dejará muy lejos,
con la mirada en una noche
que no los salvó del pacto con el olvido."
Ninguna llamada telefónica es suficiente.
"Si no pueden quererse, que cada uno tome su orgullo y lo arrastre
como quien es incapaz de volar una cometa,
como si la gravedad no fuera ley natural,
sino una trampa ineludible en días de soledad.
En las esquinas, finjan que sus cuerpos no se conocen,
y persigan los bordes de las calles para esquivar
el cruce,
el duelo,
el inevitable acto de aparentar olvido."
Me esfuerzo en evadir su mirada.
Su cobardía está a salvo conmigo.
Escarbo respuestas cuando él rechaza mi hondura;
sí, su silencio me araña el pecho.
Es que somos incapaces de encontrarnos con la palabra,
aunque la vida insista dos veces por semana,
en los accidentes en la vía,
en estos cruces en las calles,
en los portazos invisibles en la cara.
Camino esta ciudad como gritando que te necesito,
como insistiendo en que no quedemos en la anécdota.
Llego al cruce
con los pasos que el azar guía,
hasta el escondite donde evades los intentos.
Llegas al Después
del tiempo,
del avance,
de las espaldas que se encuentran.
"Si no pueden quererse, escapen de la coincidencia.
Aferren su orgullo como ancla.
La distancia más corta los dejará muy lejos,
con la mirada en una noche
que no los salvó del pacto con el olvido."
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