No soy la excepción a la regla,
Hoy leo un mensaje en la pantalla: hoy confirmo mi miedo.
Mis heridas, mis circunstancias, mi cuerpo, mi mirada son
obstáculos.
No quiero ser yo. No quiero esta voz que duele cuando
intenta describir lo que le duele.
Porque el conflicto está antes de la novedad y después del
pecho mohoso que limpio débil con cada verso que escribo.
No soy la excepción al estándar,
Soy una silueta transparente que se deshace cuando es vista,
Soy un hilo en el agua que no sabe cómo flotar, cómo olvidar
hundirse.
El mundo me pregunta “¿Quieres decir algo?”
No me pidan que hable,
No me pidan que piense una sola palabra,
No escuchen de mí un solo verso,
¡Por favor!
¡Por favor! Por el dolor que me envenena los labios y aplasta
mi cabeza.
¡Por favor!
No me pidan que pronuncie fonema alguno,
No me pidan que enuncie las palabras que nunca he encontrado,
Ni que use las que ya están atascadas en mis dientes,
No me pidan que hable,
No me enseñen a escribir cartas,
No me pongan en control de cambios.
No soy la excepción a la regla,
Mi pecho mohoso emite un silbido, una salida de aire diminuta
Por donde solo pasa esta angustia que nunca se va.
Rebusco los pedazos de mí que he dejado en las despedidas,
Araño los pensamientos en los que estoy feliz,
Lacero mi vientre, presiono mis sienes, me arranco el moho
de los poros,
Quiero quitarle este peso afilado a mi pecho.
No soy la excepción a la regla,
Soy una paria ante la firmeza de sus ídolos,
Un campo donde florecen las palabras como hongos rancios.
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